No sé quién ha dicho que «Gaza es la medida de todo«. No sé de quién es la frase, pero a mi no se me cae de la boca. Es cierto que para mí, no hay nada ahora mismo más importante, más doloroso, que la realidad emitida en directo desde allí. Los veinte o treinta asesinados diariamente mientras dormían, los diez bebés muertos por desnutrición, los quince a los que han disparado al ir a recoger comida…
Estos últimos años ver lo que está pasando en Palestina, me ha abierto los ojos para ver más claro el mundo en que vivimos. Quién manda, quién obedece, quien ejecuta, quién muere, quién paga, quién no hace nada, quién calla.
Observo con absoluta consternación, con angustia, lo que pasa cada día en esos 41×12 kilómetros cuadrados que conforman Gaza. Me invade la indignación al ver el borrado del mapa que continúa con la más absoluta impunidad en Cisjordania… Y aún así, a pesar de todo esto, ayer volví de Bolonia en Cádiz, de pasear por la playa, de bañarme en un mar transparente… Pero no se me va un pensamiento de la cabeza: no entiendo cómo el mundo sigue, tendría que estar ardiendo todo, y no, no me refiero a nuestros bosques. Por cierto, he estado en la zona de Atlanterra y he visto cómo el fuego se ha parado justo a la puerta de las mansiones de lujo que hay allí.
Qué puedo hacer yo, qué puedo hacer para ayudar a Lama Jamous, Bisan Owda, Basel Adra, Renad Attallah a tantas y tantos que han decidido ser altavoz de lo que está pasando, que están contando lo que sucede cada día en Gaza, tomando documentos gráficos, recogiendo testimonios… poniendo su vida en peligro. Leer más