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Cómo se mata a un muerto

Son tiempos difíciles. Los virus campan a sus anchas por este mundo globalizado. Estamos en casa, sin poder salir. Pero eso nunca fue un problema para viajar. Nos quedan los libros. Yo he terminado uno que empecé antes del exilio. Un libro triste, un libro hermoso.

El final de Los girasoles ciegos de Alberto Méndez llegó en penumbra, en la puerta de mi casa, vivo en el campo, mientras aullaban perros a lo lejos.

Es el relato de 4 derrotas, a cuál más triste y devastadora. Dignas derrotas que merecen ser leídas, por justicia a todxs las/los invisibles. Por Carlos Alegría, por Ricardo y Elena, por todos los Lorenzos que han crecido solos y hechos de retales, por los Rafaeles muertos, por lxs niñxs nacidos sin nombre, por los Juanes que esperaron para nada, por los idiomas inventados para sobrevivir… Porque es de justicia. Leer más