Morriña

Los hijos crecen y el tiempo no pasa, VUELA. Mi hijo Lucas terminó primaria el 25 de Junio, ahora ya va al instituto. Todo muy bien. Es un niño especial. Alegre, algo tímido y muy friki. Ánimo para la Secundaria. Yo ya pasé por aquí con mi hija, y todo muy bien. Ya se cerró del todo una etapa. Ahora van los dos juntos al instituto.

Ya hemos cerrado otro ciclo y se ha abierto uno nuevo para él y también para mí. 

Para poder conciliar vida laboral, escolar y personal, decidimos mi pareja y yo, que reducía mi jornada laboral. Primero porque mi suelo era inferior al de mi pareja (trabajo desde el 92 para la administración general del Estado y a duras penas soy algo más de mileurista); y sobre todo porque casa y cole estaban cerca de mi trabajo, era más práctico para la familia.

La reducción de jornada la tuve que pedir por interés particular, porque así me podía reducir un cuarto de la jornada. No la pude pedir por cuidado de hijos, porque entonces me obligaba la normativa a pedirla por un tercio de la misma.

Lo normal hubiera sido que cada vez que llegaran semanas santas y otras vacaciones de ese tipo más breves, hubiera podido suspender mi reducción, porque ya no la necesitaba, yo venía a trabajar y eran mis hijos los que estaban de vacaciones. Pues esto que parece tan normal, en absoluto le pareció así a la administración, que me llamó la atención, porque consideraba que estaba cometiendo FRAUDE.

Independientemente de esto, me quedo con lo bueno. Hemos ido tranquilos al cole, hemos comido en casa, desayunado juntos los viernes en la misma cafetería para hacer algo especial. La otra opción era pagar aula matinal y comedor, y que nosotros, los padres, no comiéramos de manera normal, o directamente no comiéramos, porque para complementar la educación del cole de nuestra hija y de nuestro hijo, había actividades extraescolares (conservatorio, deportes…). Decidimos que era mejor vivir más tranquilos. Pagar para que terceros atendieran a nuestros hijos no compensaba ni económicamente, ni tampoco familiarmente.

Conciliar no es nada fácil, dicho esto desde la experiencia de una familia que no lo ha tenido demasiado difícil.

Y bueno…. voy a echar mucho de menos las carreras al cole, los desayunos sorpresa, las conversaciones sobre los problemas del patio o sobre videojuegos, los repasos de exámenes de última hora… Ahora, ya tengo de nuevo la jornada completa y he vuelto a cobrar mi sueldo íntegro… Pero, no puedo evitar la morriña.

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