Carta a mi hija

Tienes 12 años. Me parece mentira aveces que ya los tengas. Es emocionante verte crecer, ver la mujer en que te están convirtiendo. Vas asumiendo tus responsbilidades y veo cómo te  encargas de poner orden desordenado en tu desorden.

Hace nada dormías a mi lado hecha una bolita, agarrabas mi mano y me pedías que apretara fuerte porque si no te podías escapabas. Miro tus largas piernas, tus ojos inteligentes, tu cuerpo fuerte y espigado,.. y no puedo evitar sentirme desconcertada ante tus manifestaciones infantiles (risas exageradas, pataletas, aspavientos, caprichos, melindros…) «impropias» de alguien que calza ya mis zapatos. Otras me apabullas con tu mente clara y la fuerza de tus ideas.

Te vuelvo a mirar y tus ojos miran a mi altura, ya no miro hacia abajo. Ahora encuentro una mirada que en ocasiones me reta y desafía. Y olvido que sólo tienes 12 y me dejo llevar. Me siento desbordada por tu ímpetu, por tu manera de ser inquisitivia y reivindicativa. Entonces recuerdo que yo te he enseñado que hagas preguntas y que no te conformes con la primera respuesta si no te parece justa.

Me sorprendes no sólo con tus preguntas, también con tus respuestas, sobre todo con tus respuestas,… Y me enfado, me indigno, digo cosas que no debo decir y me doy la vuelta y siento ganas de llorar. Me siento lejos y te quiero abrazar y vuelvo y tú estás enfadada porque yo me enfadé primero y estás ofuscada porque no salen las cosas como tú quieres… Y yo quiero que vuelvas a ser mi bebé y cogerte en mis brazos y comerte a besos y que todo sea fácil otra vez.

Querría más tiempo, para achucharte, querría más tiempo para ver cosas nuevas contigo… Ahora que empiezas a mirar tú sola hacia afuera. Seré el arco, como decía Khalil Gibran, para darte impulso en tu viaje por la vida. Déjame mirar contigo, permíteme estar cerca. De todas formas yo estaré ahí siempre, por si necesitas de tu madre, por si quieres un abrazo o un sitio donde sentir que eres una niña otra vez.

Como dice esa canción que nos gusta de Love Of Lesbian:

…Ahora me escondo y te observo y te puedo decir:
Yo mataré monstruos por ti,
sólo tienes que avisar…

No tengo miedo a tu independencia, no temo que decidas salir de casa,… No es eso lo que me mueve a escribir esto. Es morriña de ti, mi Bichito de luz. El tiempo pasa y a veces pienso que te me escapas entre los dedos, esos que no querías que dejara de apretar para no perderte.

Dejar un Comentario

Los campos marcados con * son obligatorios.