Acabo de terminar «Yo soy Malala», Tenía muchas ganas de leermelo. La literatura no es nada excepcional, se puede apreciar que se ha respetado la forma de hablar de ella como niña. Imagino a mi hija hablando como ella.
Ya me tenía impresionada el personaje, ahora me ha cautivado la historia. Una historia contada a caballo entre la vivencia personal y la realidad histórica y política del momento.
Impresiona lo que ha vivido esta niña con sólo 16 años, lo que decidió hacer desde pequeña al vivir en una casa en que se cuestionaban las cosas. Ella siguió preguntándose porqué y enseguida tuvo claro que si quieres que las cosas cambien has de hacer algo tú por ello.
Sobre las espaldas de una niña calló el peso de la realidad y la responsabilidad de hacer de este un mundo mejor. Corrijo, ella se ha echado sobre sus espaldas esa responsabilidad. Y también iba en el paquete la intolerancia y la sinrazón de quien no tiene otra otra forma de de hacer las cosas como no sea por la fuerza.
Su padre dice en el libro:
En la parte del mundo de la que vengo la mayoría de la gente es conocida por sus hijos. Yo soy uno de los pocos padres afortunados que son conocidos por su hija.
Esto es una historia de superación, que va a perdurar en el tiempo. Malala ya no es sólo Malala, es un personaje, un símbolo vivo de que otro mundo es posible y que hay que trabajar por él. Más info en MalafaFund.
El libro termina como empieza, haciendo una autoafirmación «Yo soy Malala», pero añadiendo a modo de desafío: «Mi mundo ha cambiado pero yo no«. ¿Dónde llegará? Donde quiera, sólo ella pondrá el límite.
