«Mujeres del siglo XX» o cómo se llega a ser un buen hombre

El día de reyes fue bastante bueno conmigo y me trajeron regalitos de los que emocionan y te hacen sentir querida. Tras un día tranquilo en familia con el consabido (delicioso) roscón de Julia Bakery hicimos tumbing en el sofá para ver Mujeres del siglo XX.

Película de Mike Mills (Beginners), que no se estrenó en España (inexplicablemente pasó a plataformas digitales y a formato DVD ¿?) con una Annette Benning maravillosa en el papel de Dorothea, madre de Jamie, muy bien interpretado por Lucas Jade Zumann, en la que se aborda el tema de cómo educar a un hijo sola, cuando el padre está ausente.

¿Cómo se llega a ser un buen hombre?

Como símbolo perfecto, la casa en la que viven, eternamente en construcción. Construir un hogar para habitar con su hijo, preocupada por los modelos que tiene éste en el entorno, para usarlos como referentes, poder crecer y ser un buen hombre.

Aparte de madre e hijo comparten la casa con otras personas. Greta Gerwig (Abbie), una chica libre e independiente, que descubre que no va a poder tener hijos por un problema de salud que tiene. También vive allí Billy Cudrup (William), un manitas, que se encarga de las reformas de la casa, dulce y delicado, que no sabe cómo llegar más allá con las mujeres, no sabe establecer vínculos con ellas.

Cómo educas a un hijo sola. Un adolescente confundido y enamorado de Julie, Elle Faning. Imaginad. Los 70. Las drogas, el punk, la vuelta de la guerra de Vietnam.

Me ha gustado mucho el planteamiento, las premisas de las que parte. Ella sabe que la educación de su hijo se queda coja solo con ella, pero también sabe que el entorno masculino no es el mejor. Por ello, recurre a las mujeres más próximas a su hijo para que le ayuden a crecer y a encontrar el rumbo. La inquilina, Abbie, y su mejor amiga, Julie, reciben el encargo. Tres mujeres, cada una en un momento diferente de la vida.

Es fantástica la inmersión en el mundo de los sentimientos que le aporta su amiga Julie, cómo le hace ver que ella también está hecha un lío, buscando su lugar, intentando posicionarse en la vida a pesar de sus padres (especialmente de su madre) de quienes se siente desconectada… quizás sea más apropiado hablar de desamparo. Por eso recurre a la casa de Jamie , porque allí se siente querida y aceptada. El problema entre ellos viene porque Jamie es su eterno enamorado y ella lo que ve en él, es a su hermano, su familia, un sitio donde estar, donde dormir y sentirse querida.

La aportación de Abbie, la inquilina a la educación de Jamie es maravillosa. Le da toda la información de la que dispone sobre feminismo, el más teórico, para que él se haga con su propio punto de vista. Con ella comparte el dolor por la pérdida de un hijo y aprende la capacidad  de escucha y el saber consolar a alguien en su dolor. También tiene en ella un referente sobre sexualidad femenina (el orgasmo femenino, la menstruación…. la escena de la comida con invitados hablando de la menstruación, es impagable). Estas ideas ocasionan en él un conflicto, ya que se ve desconectado de sus amigos.

 

Escuchar, compartir, conocer, saber, amar, demostrar, cuidar, querer… son comportamientos que no se le suelen enseñar a un chico. Recibe otro tipo de valores por el camino. La tele, los libros, la sociedad le van a enseñar a ser fuerte, valiente, osado, atrevido, decidido…

Yo, nosotrxs, estamos criando a una hija y a un hijo. Es en él en quien estoy viendo esto de manera más clara. Es decir, educar a una hija en la sensibilidad y la delicadeza es lo que se espera, que sea creativa, lista, curiosa… pero siempre respetuosa, delicada y educada. Cuando se trata de un chico la cosa cambia, de él no se espera empatía, respeto, sensibilidad, ni mucho menos delicadeza. Muchas veces ya hemos visto confusión en él ante la reacción de sus compañeros de clase, o de algún equipo de fútbol, porque él no encajaba, sus formas de relacionarse siempre han sido (espero que lo sigan siendo), desde la igualdad, la escucha y el respeto. Nunca le hemos visto tratando de imponer su opinión (menos aún por la fuerza) y esto le ha ocasionado problemas, por lo pronto de desconexión con el resto de sus compañeros.

Mi hijo es de los pocos niños que ocupa los márgenes del patio del recreo con las niñas. A sus cumpleaños vienen principalmente niñas. Confieso que en algún momento me preocupé, no porque dudara de si lo estaba haciendo bien o mal (qué es bien y qué es mal), teníamos muy claro cómo queríamos educar a nuestro hijo y qué valores de él queríamos potenciar, el problema no era ese. El problema ha venido cuando le han castigado en el cole por haber acabado en el suelo con otro compañero que le estaba pegando, mientras él trataba de defenderse. El problema viene cuando él nota la diferencia y a veces se siente/se sabe solo.

Nosotrxs le seguimos invitando a leer, a ver películas, a compartir conversaciones, a hacer cosas con nosotrxs y así seguir prendiendo la llamita para que sea un buen hombre, y lo será, en su caso sí gracias a su padre y a todas las maravillosas mujeres que le rodean y con las que comparte diariamente cosas.

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