Un cuarto propio, una vida propia

Virginia Woolf era una de mis obligaciones lectoras a cumplir. Estaba en deuda con ella. Esa mujer atípica en su época y atemporal ahora. Un halo de rebeldía y modernidad envolvió siempre para mi su figura.

«Un cuarto propio» fue un autorregalo el día de mi cumpleaños. Llegó a mi junto con Paula Bonet con 813 (Truffaut por Paula Bonet) y Nuria Varela con su «Feminismo para principiantes». El cine y los libros siempre presentes en mi vida.

Traducido por Jorge Luis Borges, «Un cuarto propio» ha sido difícil de leer, sobre todo al principio. Necesitaba releer constantemente. Me pareció que ella escribía para sí. Que yo, lectora, era algo accesorio. Y repito, me pareció, porque de pronto estaba dentro, a su lado, con ella, acompañándola, siguiéndola, con los ojos muy abiertos para no perder detalle. Tengo el libro subrayado, cual si fuera un libro de la facultad. Lloré con pena cuando se acabó, sintiendo orfandad ante la maestra que se va porque ha acabado el curso. Lloré también mientras le leía emocionada a mi chico el final, un final grande.

Sentía dolor en cada página, pena por constatar que las cosas no han cambiado mucho desde que ella escribió este libro. La importancia desporporcionada de la figura masculina, la necesidad de ser esa «gran» mujer a su espalda, las historias de mujeres minusvaloradas,… Sin nombre propio o sólo relevantes en la película por estar enamoradas del protagonista. Virginia Woolf ya propone aquí el test de Bechdel/Wallace. Dónde están los temas de mujeres en la literatura?Bechdel_test

Quién teme a Virginia Woolf, quién teme a las mujeres que sacan a relucir las diferencias, quién teme que cambiemos las situaciones actuales,… El hombre pequeño. La gran mujer ha de salir desde atrás, ponerse al frente. Pronunciar su nombre y afianzar sus pies en el suelo. Será grande el hombre que siga a su lado.

«Un cuarto propio» es el modo que tuvo Virginia de decir que las mujeres necesitábamos independencia, dinero y un cuarto propio, para escribir nuestras historias, que no tienen que ser las mismas que las de los hombres, que no pueden ser las mismas de los hombres.

Que tenemos que salir a la calle a vivir y dejar de ver la vida desde las ventanas y azoteas. Que contemos el mundo, nuestro mundo, el mundo femenino. La literatura, la historia, el arte,… nada estará completo si no aparece  nuestra forma de contar, narrar, plasmar,… Ella lo tuvo muy claro, yo también lo tengo cada vez más claro.

«Hay que registrar todas esas vidas infinitamente oscuras…», diría Virginia Woolf en una de sus páginas. Nuria Varela dice:

El feminismo es una linterna. Su luz es la justicia que ilumina las habitaciones oscurecidas por la intolerancia, los prejuicios y los abusos…

Seamos Linterna, Faro… arrojemos luz a los siglos de oscuridad. Hagámoslo por Virginia, por mí y por todas mis compañeras.

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