Una cosa y la contraria

La semana pasada mi hija estuvo con el instituto visitando el comedor de Santo Domingo. Le pregunté si no llevaba nada y como si fuera yo la que estaba hablando me dijo que no, porque eso era caridad cristiana y que a las personas no había que darles comida sino ayudarles a salir adelante.

Siempre hemos intentado no adoctrinar a nuestros hijos. Por supuesto en casa manifestamos ambos lo que pensamos y a poco que se nos vea, se nos escuche, se sabe de sobra que cojeamos del pie izquierdo. Es inevitable, somos personas, pensamos y respiramos (útimamente pienso que hasta estamos hiperventilando). Hice de abogada del diablo y le dije que el comedor no sólo da comida, que también, porque las personas necesitan comer, y si no lo hacen allí, dónde; que allí no tienen que mendigar comida, sino que se les invita a sentarse y a comer en un sitio digno.

Mi hija me miró con cara de confusión, en su mirada había desconcierto. Le expliqué que a mi me parece que eso lo han de hacer las instituciones, que el estado no puede dejar a sus ciudadanas y ciudadanos a la intemperie, desprotegidos y que donde no llega el estado tenemos que llegar los demás, eso se llama solidaridad.

Llevó garbanzos, pasta, galletas y algo más que no recuerdo ahora y al volver a casa me dijo que tenía razón. Que tenían un servicio de psicología, que se les ayudaban a buscar trabajo y que el objetivo era que pudieran normalizar su vida y sentirse personas.

A veces me preocupa caer yo en el dogmatismo y ser intransigente con quienes piensan diferente, no quiero que tengan la sensación de que sus padres, o incluso ellos, son los que están en posesión de la verdad. Respeto y pensamiento crítico son lo que permiten avanzar y evitan que caigamos en el dogmatismo.

Ya he contado aquí como en sus cortos pero intensos 13 años ya ha sido acusada de ejercer de feminista, llamada feminazi por compañeros de clase en varias ocasiones y en cómo alucina con los intereses o gustos de sus compañeras o con el nivel de aceptación de determinadas cuestiones que a ella le parecen actitudes machistas. Ella me temo que salta como una leona y tratamos de decirle que está bien que piense lo que piensa, que luche por sus ideas y que reivindique lo que le parece justo, pero que en el camino se va a quemar con la vehemencia y que en lugar de conseguir adeptas y adeptos para su causa va a conseguir contrarios. A veces nos hemos encontrado diciéndole que no merecía la pena y que tenía que darle igual lo que dijeran los demás. A la vez que lo decía iba sintiéndome fatal.

Estoy todo el día ignorando comentarios, cortando pedacitos de mi espíritu diciendo que eso no importa o que no merece la pena y mientras que siento que yo no quiero entrar en conflicto con los demás y no quiero convencer a nadie de estar en posesión de la verdad, mi entorno está lleno de gente deseando adoctrinarme. Adoctrinarla eso es lo que debe estar pensando ella que quieren hacer con ella.

Estuvimos el viernes 29 de abril en Valencia viendo a Silvio Rodríguez y al escuchar «La maza» tuve una revelación, «si no creyera en lo que creo sería una maza sin cantera..»

…Si no creyera en lo mas duro
si no creyera en el deseo
si no creyera en lo que creo
si no creyera en algo puro.
Si no creyera en cada herida
si no creyera en la que ronde
si no creyera en lo que esconde
hacerse hermano de la vida.
Si no creyera en quien me escucha
si no creyera en lo que duele
si no creyera en lo que queda
si no creyera en lo que lucha.
Que cosa fuera…
que cosa fuera la maza sin cantera
un amasijo hecho de cuerdas y tendones
un revoltijo de carne con madera….

Cree, habla, di, grita, manifiesta, ACTÚA… pero no sufras (demasiado), no te quemes, no te vacíes, el decir lo que piensas, manifestar lo que  sientes no puede hacerte daño a ti. Pero tampoco has de sentir que te traicionas a ti misma. Tolerancia y respeto para ti has de exigir y tú lo has de demostrar hacia los demás aunque piensen distinto. Es difícil, muy difícil, a mi me está llevando la vida, y a veces suelo optar por ponerme orejeras, quizás sea cobarde por mi parte. O una manera de sobrevivir.

Tu padre dice que he de hablar con menos pasión, que soy tu modelo y tu espejo… Creo que tendría que nacer de nuevo y no sé si podría hacer las cosas distintas. En fin, tú ya irás eligiendo por el camino. Hagas lo que hagas, que sea tu opción, la que no suponga una traición a tus principios… Y mientras tanto, tu padre y tu madre están aquí para apoyarte, abrazarte, escucharte,… quererte con tus contradicciones, tus principios, tus valores, fortaleciendo la maza que tú eres.

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